viernes, 1 de junio de 2018


La madera es un material “vivo” con gran versatilidad de usos y en constante proceso de innovación. Es por ello que según la función que vaya a desempeñar, su localización o los distintos agentes que puedan atacarla debemos adaptarla, al igual que se hace con otro tipo de materiales, proporcionándole la protección adecuada para asegurar la mayor durabilidad de la madera en el tiempo.
Dependiendo de la localización de la madera y del posible riesgo de ataque de agentes xilófagos, la Norma UNE-EN: 335:2013 clasifica 5 clases de uso, que establecen qué tratamiento se debe aplicar para aumentar la durabilidad de a madera:
·         Clase de uso 1, hace referencia a la madera de interior, es decir, sin exposición a la intemperie ni a la humectación.
·         Clase de uso 2, el elemento de madera está bajo cubierta y no expuesta a la intemperie, pero se puede dar ocasionalmente una humedad elevada.
·         Clase de uso 3, la madera está a la intemperie y sin contacto con el suelo. Por ello, debemos de hacer dos distinciones principales: Si la madera permanece largos periodos de tiempo en contacto con el agua pudiendo llegar a acumularse o si el contacto es de modo eventual, es decir, la madera no permanece húmeda durante demasiado tiempo. 
Por esta razón, hacen que se diferencien la clase 3.1 y la clase 3.2.
·         Clase de uso 4, el elemento de madera está en constante contacto con el agua dulce o con el suelo.
·         Clase de uso 5, se produce cuando la madera esté en contacto directo con agua salada

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