La madera ofrece unas condiciones excepcionales en la fabricación de diferentes productos y en la construcción, sin embargo, hace más de 4 siglos, cuando todavía no existían técnicas avanzadas para la fabricación de elementos de madera que resistiesen de forma durable en condiciones adversas, los japoneses encontraron una solución; quemarla antes de su instalación.
Así nació una técnica llamada «Yakisugi» en japonés
(焼杉) Yaki significa calentar con
fuego y sugi es Ciprés.
Esta técnica dejó de utilizarse hace unos 100 años, debido a la
llegada de otros revestimientos como el plástico y a las mejoras y la investigación
en productos que han mejorado las propiedades de la madera.
Sin embargo, la técnica Yakisugi ha vuelto a
utilizarse en los últimos años, ya que ofrece belleza, protección y numerosos
beneficios como reducción de costes y tiempos de construcción,
ya que la madera no necesita ser tratada o pintada después de su instalación.
Además, la capa de carbón protege la madera de los rayos UV y la intemperie.
Esto significa que la madera no sufre ni
varía su aspecto y puede durar más de 80-100 años sin mantenimiento.
Esto supone una garantía de durabilidad de la estética y la integridad
estructural además de ahorro en gastos de mantenimiento. También es resistente frente a insectos y plagas.
Agentes xilófagos como las termitas odian la madera carbonizada por lo que
evita que éstas le afecten. Y, por último, es un proceso natural, sin uso de
productos químicos, no es tóxico y reduce
el impacto ambiental.
Fuente: Maderea
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